30 marzo 2013

Trinidad, una perla de colores en el Caribe


Si estás pensando visitar Cuba, no debes dejar de ver Trinidad, porque es uno de esos lugares que recordarás toda tu vida con una sonrisa. Sus casas de colores y sus calles de piedras te enamorarán y te permitirán pasar tus vacaciones en un entorno único que es difícil de encontrar hoy en día. Sí, en Habana hay casas de colores también, pero no es lo mismo, créeme. Así que anímate a desplazarte hasta la parte central de la isla para ver esta joya.


La ciudad fue fundada en 1514 por un vasco (que incluso llegó a ser el primer gobernador de Cuba), con el nombre de Villa de la Santísima Trinidad. Lo mejor de Trinidad es que se mantiene casi como en la época de su creación. Tanto es así que en 1988 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO  ya que es una de las mejores muestras de las ciudades coloniales.



Una próspera industria azucarera hizo que se construyesen palacetes y casonas que, aún a día de hoy, hacen respirar una vida caribeña como pocas. Y es que en Trinidad el tiempo parece que no ha pasado, aparte de poder ver algún que otro coche americano o alguna motocicleta aquí y allí, las muestras de progreso y tecnología parecen invisibles a simple vista. Pero la ciudad ofrece muchas cosas que ver: museos, calles adoquinadas, plazas, iglesias o sus muchas casas de colores no dejarán de sorprenderte. Sus ciudadanos son tan amables como en el resto de Cuba y no tendrán reparos en entablar un conversación con su gracia cubana, ayudarte a encontrar tu destino o contarte historias y anécdotas del lugar.


Nosotras fuimos en mitad de semana, en temporada baja y la sensación de alegría y calma y fiesta a la vez, nos duró toda nuestra estancia. De hecho, nos gustó tanto, que decidimos quedarnos una noche extra. El plan era sencillo: algo de turismo, un poco de playa y unos mojitos por la noche en la Casa de la Música.



¿Qué puedes ver allí? 

Trinidad es conocida dentro de Cuba como la Ciudad Museo. No es que tenga un número exagerado, pero para lo pequeña que es la ciudad (unos 60.000 habitantes), tiene bastantes museos. El Museo de Historia conserva muchos documentos y piezas que resumen la historia trinitaria. El Museo de Arqueología Guamuhaya conserva restos de las comunidades aborígenes que vivían en la ciudad en la etapa precolombina, así como muestras de la época colonial. El Museo Romántico, situado en la antigua casa de la familia Brunet, una de las más pudientes de la época colonial, conserva muchos utensilios pertenecientes a los más ricos de la ciudad. En el Museo de Arquitectura Colonial puedes observar los cambios arquitectónicos de la ciudad desde su creación. Y si te va más la acción visita el Museo de la Guerra contra los Bandidos (contra Estados Unidos, por supuesto).


Su Plaza Mayor, llena de edificios emblemáticos, es un lugar que no dejarás de ver te dirijas adónde te dirijas por su céntrica situación. No es tanto un lugar de reunión como podría parecer, pero es una pieza clave.
La Catedral merece una visita y es un edificio emblemático, sobre todo teniendo en cuenta el carácter laico del que se enorgullecen en la isla. Que no quita que muchos de sus ciudadanos sean creyentes o practiquen santería. Así que no te sorprendas si te topas con el mismísimo Templo de Santería Yemayá, dedicado a la diosa del mar, en alguno de tus paseos por la ciudad.


Pero estamos en Cuba y la música no puede faltar. Después de cenar en alguno de sus paladares o restaurantes, dirígete a la Casa de la Música, donde podrás bailar salsa con los lugareños o simplemente sentarte a disfrutar de su arte. Durante el día la Casa de la Trova ofrece un ambiente más íntimo que la anterior asegurándose de mantener la tradición cubana. A última hora de la noche si sigues con ganas de fiesta, puedes ir a Disco Ayala, situada en una cueva.


Y si lo que hay en la población te sabe a poco, siempre puedes visitar el Salto de Javira, unas preciosas cataratas situadas a unos 30 minutos de Trinidad. O visitar una de las mejores playas de la isla, Playa Ancona que no está nada masificada.


Como alojamiento te sugiero una de las muchas casa particulares que alquilan habitaciones totalmente equipadas con aire acondicionado, baño completo y donde podrás ver cómo es una casa trinitaria por dentro: con su patio al aire libre y las habitaciones repartidas a su alrededor, además de la decoración y la vida diaria. Los desayunos con fruta fresca son lo mejor. De verdad, no reserves hotel, con tanta oferta de habitaciones, seguro que encuentras algo que se adapte a lo que buscas.

Y chicas, un último consejo: que no se os ocurra llevar tacones, de verdad, es impensable, no podrás caminar por ninguna parte de la ciudad y acabarás con una pierna rota.


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