Pero no son solo pozas de agua. Son cuevas abiertas, luces filtradas, piscinas naturales de agua cristalina y ese tipo de belleza que no necesita filtro.
Formados a lo largo de miles de años, estos cenotes —dolina o depresión natural en términos geológicos— se cuentan por miles en Yucatán. Los hay a cielo abierto, semiabiertos o completamente subterráneos; grandes, pequeños, salvajes, turísticos…
Además están llenos de vida: en muchos podrás ver pececitos nadando a sus anchas entre las raíces y las rocas.
🧳 ¿Qué llevar si vas a visitar uno?
Además del bañador, toalla y protector solar (¡biodegradable, por favor!), te recomiendo:
- Zapatos de agua para evitar resbalones
- Una muda seca para después de nadar
- Bolsa impermeable para guardar la ropa mojada
💧 Y ten en cuenta algo importante: el agua puede estar fría. Muchos cenotes están conectados con corrientes subterráneas, lo que mantiene su temperatura sorprendentemente baja... aunque muy agradable después del calor de fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te he ayudado o tienes algo que añadir, no te quedes con las ganas.
Los intentos de publicidad o enlaces a otras webs con fines de promoción no son bienvenidos y son eliminados en menos de 24 horas.