28 abril 2013

¿Cómo evitar el mareo en autobuses?

Soy una viajera pija. Pero no por decisión, sino por resignación. Me pongo malísima en los autobuses en el 90% de los casos (y hasta en los urbanos muchas veces) por lo que intento evitarlos todo lo posible. Os habréis fijado que hablo mucho de aviones y coches. Me saqué el carnet de conducir a los 18 y me encanta la libertad que da un coche. Soy consciente de que me pierdo muchas cosas y diréis que tal y que cual, que viajar así no es lo mismo. Me da igual, para mí no puede ser de otra manera y tengo que confesaros que mis compañeros de viajes nunca se han quejado diciendo que preferían ir en autobús. Tengo la suerte de que como agente de viajes las compañías de alquiler de coches me hacen descuento, un motivo menos para sentirme culpable.

Los trenes no me marean, creo que solo me mareé un poco en dos ocasiones y fueron días que no me encontraba muy bien. En el autobús, como os decía es otra cosa. A excepción de mi viaje por Turquía en autobús, no puedo recordar ningún otro trayecto de más de una hora donde no lo haya pasado mal. Aún así, con los años he ido desarrollando unas pautas para no marearme, que veo que me funcionan. ¡Espero que a vosotros también os ayuden a hacer los viajes por carretera más llevaderos!
  • Intenta sentarte en los asientos del frente. A poder ser, coge el 1, 2, 3, 4 o 6 y 7. Si todos estuvieran ocupados, procura sentarte en el 33, 34. Como último recurso, el 53 ha resultado ser un buen asiento o aquellos cercanos a la puerta trasera.

  • Evita las ruedas. Si te sientas encima de una rueda (o el motor), tu sensación de vaivén será aún mayor.
  • Desabrígate. Sobre todo si estás en invierno y el conductor ha puesto la calefacción. El calor solo hará que te sientas peor. 
  • Abre la ventana. Si tienes la suerte de tener una ventana cerca, ábrela para que te de el aire. A mí me funciona, aunque pase frío.
  • No te pasees. Por muy mal que lo estés pasando, levantarte sólo ayudará a marearte más.
  • Asegúrate de haber comido. Nunca con el estómago vacío y tampoco con el estómago muy lleno.
  • Descansa el día anterior todo lo posible. Sí, sé que a veces es imposible, pero estar cansado no es buen compañero del mareo.
  • No mires por la ventana. Esto hay que matizarlo. Yo si miro fijamente a lo que pasa a mi lado, me mareo, si miro al infinito sin fijarme en nada, suelo estar bien.
  • No duermas. A mí personalmente me sienta fatal. Pero hay gente que es su único remedio.
  • No te tumbes. A mí me sienta mejor ir sentada o un poco reclinada.
  • No leas. Esto es como lo de mirar por la ventana y fijar la vista: no funciona.
  • Evita sentarte en el lado del sol. Ya sabes, una vez más por eso de no sentir calor.
¿Tenéis algún truco más que queráis compartir en los comentarios?

3 comentarios:

  1. Una pregunta al margen:
    ¿Cómo es que esta entrada está en reader y no en tu blog?

    Széchenyi baths: EL SPA
    de Raquel Ritz
    Mucho, mucho antes de que la palabra spa sonase en todo hotel de prestigio junto a sauna o antes incluso de que la palabra fuese inventada, los budapestinos (y algunos otros habitantes de otras ciudades europeas) ya conocían sus beneficios. Y no les llamaban spas in milongas, los llamaban baños.
    En cuanto descubrieron que por debajo de sus ciudades corrían aguas termales calientes, decidieron aprovecharlas y convertirlas en beneficios para sus ciudadanos. Porque los baños, a diferencia de los spas, los disfrutan hasta los más pobres.


    Los precios son sencillamente ridículos.

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  2. Jaja, porque aún no está publicada. ¡Mañana! No sabía que en reader salían ya :)

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