1385, nada menos. Esta belleza del siglo XIV es uno de los tesoros más escondidos de Inglaterra. Tanto que está bastante alejado de cualquier población y está rodeado por campos. Y agua también :)
El entorno lo hace mágico. Verdes campos por aquí, nubes y rayos de sol por allá y un foso lleno de agua que se encarga de reflejar unos y otros mientras decenas de patos navegan por sus aguas en espera a que los visitantes les lancen trozos de pan. Parece sacado de una historia fantástica y logra, sin duda, que te olvides del estrés de la ciudad.
Lo bueno de sitios como este es que te hace ejercitar tu imaginación. Nada más vislumbrar sus paredes de piedras no puedes dejar de imaginar caballeros con lanzas en caballos, mujeres con trajes de época con sus mejillas sonrojadas y en qué dedicarían su tiempo sin internet y smartphones.
Yo hasta me imagino a mí misma en aquella época, fiesta en el castillo cada semana. Y es que todo el mundo que ha ido lo describe como de cuento. Desde el exterior hasta parece que está enterito y que dentro de nada saldrá el dueño a recibirte con sus sirvientes y toda su pompa.
Pero no, por dentro no está entero, pero casi. Es uno de los castillos mejor conservados que he visto nunca, de hecho las torres de las esquinas, que sirvieron como defensa en sus tiempos, están reconstruidas y puedes subir y ver las estancias como si estuvieras en la época.
Los investigadores dicen en cambio, que este castillo, construido para evitar la invasión por parte de los franceses en la Guerra de los Cien Años, es todo fachada. Sí, se diseñó con mucho esmero y teniendo en cuenta las necesidades de sus moradores, pero lo cierto es que en caso de ataque, su defensa era casi nula.
El foso es un gran aliado, pero las paredes exteriores son bastante débiles y estrechas, sobre todo teniendo en cuenta que en esa época ya se contaba con cañones. Además, los castillos solían tener refuerzos interiores y una zona ultra segura en el centro. Pero nada de esto sucede aquí.
Nada menos que 28 cuartos de baño tenían en el castillo. Todas las habitaciones eran en-suite, incluso las de los invitados. ¡Y había varias! Además de habitaciones para la servidumbre, una cuadra para el ganado, una capilla, un salón donde celebrar fiestas, cocina, despensa y un pozo de agua, todo repartido en tres pisos.
El castillo estaba pensado para ser disfrutado con todo lujo.
Este castillo es totalmente accesible, si bien las intrincadas escaleras de caracol no son para todos los públicos. Pero si no te importa no subir a lo más alto y ver las vistas desde allí, desde la planta baja puedes apreciar casi todo sin problema.
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